Era viernes por la mañana y mientras preparaba el desayuno, mi Ama me susurró al oido que me tenía una sorpresa y que estuviera preparado para salir exactamente a las 8pm. Inmediatamente me comencé a sentir nervioso pues no tenía idea alguna de lo que ella había planeado para mí. Si Ama le dije y continué con mis deberes tratando de concentrarme en lo que estaba haciendo pero sin suerte. Le serví una taza con café con leche, una tostada con salmón y una rebanada de queso blanco bajo en grasa.

Ella se sentó a desayunar y mientras comía yo permanecí de pie detrás por si necesitaba algo más de mí. Cuando hubo terminado se dirigió a su recámara desde donde me llamó para que planchara la blusa que se pondría para salir. Me apresuré  a su armario, recogí la prenda y de inmediato conecté la plancha a temperatura mediana para no cometer el error de quemarla pues no quería ser castigado por mi torpeza. Planché la blusa y para cuando ella salió de la regadera ya todo estaba listo sobre su cama para que se vistiera.

Salí de la recámara y me dirigí a la cocina para terminar de recoger lo que estaba sucio.  Cuando estaba cerca de terminar, mi Ama ya vestida y arreglada se acercó por detrás y después de pellizcarme los pezones con rudeza me recordó la hora en que debía estar listo para salir. Quisiera que me ponga algo en especial Ama?, le pregunté. Nada en especial; solamente asegúrate de ponerte las pantaletas moradas que te compré. Así lo haré Ama.

Salió de la casa y como siempre que ella se iba, tuve el mismo vacío que sentí desde la primera vez que estuve a su servicio. Tomé la lista que ella me había dejado sobre la mesa y después de terminar de arreglar la cocina me fui a su cuarto a poner todo en orden. Su ropa limpia perfectamente colgada en su armario y la ropa sucia en el canasto que mas tarde pondría en la lavadora. Ordené su cama exactamente como a ella le gustaba, sacudí los muebles, aspiré la alfombra, etc. Salí de la recámara, me arrodillé para limpiar los pisos hasta que brillaran y como íbamos a salir por la noche no tuve que preparar nada para la cena.

Era mi turno para desayunar ya que todo estaba en su lugar y así lo hice pero no podía sacarme de la cabeza la idea de a dónde me llevaría esta vez mí Ama. El día se me hizo muy largo esperando por ella. Para las 8pm que ella regresó a casa ya yo estaba vestido y arreglado como a ella le gustaba. Me dijo que le sirviera una copa de vino mientras se cambiaba de ropa para salir y que pusiera algo de música. Se le veía contenta y eso me ayudó a relajarme. También me dijo que sirviera un whisky para mí y fue entonces que me asusté un poco porque algunas veces me convidaba de su vino pero jamás whisky.

La obedecí como siempre, bebimos nuestras copas y salimos de la casa. Ella me fue dirigiendo todo el camino con una sonrisa en la boca, pues yo no sabía a dónde nos dirigíamos. Me dijo que me detuviera en una calle obscura en donde había una puerta negra muy escondida. Salimos del coche, tocamos la puerta y nos recibió una mujer alta, de cabello largo y negro con un fuete en la mano y vestida con pantalones de latex, un corset rojo muy ceñido a su cuerpo voluptuoso y botas negras de tacón alto y fino que llamaron mucho mi atención por tener grabadas flamas rojas que combinaban perfectamente con su corset.

Nos pidió que la siguiéramos; bajamos unas escaleras y entramos a un cuarto lleno de juegos y herramientas para BDSM. Mis ojos observaron todo lo que había allí, mi pulso estaba tembloroso, no pronuncié palabra. Era la primera vez que mí Ama me llevaba a una mazmorra y a decir verdad yo estaba aterrado. Que comience el juego me dijo. Desvístete esclavo que hoy las dos vamos a jugar contigo……. Continuará…….