La mayoría de las personas piensan que utilizar un látigo no tiene ciencia; desafortunadamente esta idea es incierta.

Un látigo, al igual que cualquier otro objeto que decidamos usar en nuestra relación debe ser usado con cautela; hay que aprender y practicar mucho para evitar lastimar mas de lo debido a nuestra pareja.

Es más fácil aprender con un látigo corto que con uno largo, ya que podemos medir un poco más el alcance y la intensidad que usaremos al golpear.

Podemos practicar sobre un muñeco de peluche, la pared o un mueble pequeño. Lo importante es aprender a controlar la intensidad del golpe.

No es algo que se aprenda en 10 minutos, hay que practicar para cuando lo uses con tu hombre sumiso.

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  • Palabra clave.

 

Es muy importante que antes de comenzar a utilizar el látigo en nuestra pareja por primera vez, se asigne una palabra clave por si el dolor es muy intenso  y tu hombre quiere que te detengas. 

Aunque la mayor parte de los hombres cree que pueden resistir el dolor, son muchos que usaran la palabra clave antes de lo previsto.

Un látigo puede parecer un juguete inofensivo, pero NO LO ES! Es de vital importancia aprender a utilizarlo y no pegar en partes del cuerpo que pudieran ser lesionadas profundamente.

Antes de comprar un látigo hay que indagar si nuestra pareja tiene algún problema físico o médico.

 

  • Qué partes del cuerpo se pueden golpear.

 

La parte alta de la espalda y ambos lados, pero evitando por completo la columna vertebral.

La cadera, las nalgas, las piernas, el pecho (evitando los pezones). 

Nota: Se debe tratar de evitar el balancear (swing) el látigo, así se podrá controlar mejor el movimiento y la intensidad con que la cola del látigo golpea la piel.

 

  • Evitar envolver el cuerpo.

 

Envolver el cuerpo es cuando la cola del látigo abraza la parte curva del cuerpo a donde se dirigió el golpe. Por ejemplo: hombros, torso, nalgas, piernas.

Es muy simple, la  o las puntas del látigo se aceleran al abrazar el cuerpo y el golpe aumenta tremendamente el dolor. 

 

  • Partes del cuerpo que requieren de mayor cuidado.

 

Las nalgas por ejemplo; al latiguear es muy importante la precisión, ya que por el tamaño y la forma redondeada es muy posible envolver con el látigo y golpear áreas muy sensibles. 

Cuidado con el coxis, evitarlo a toda costa.

Los muslos son muy sensibles al dolor, es por eso que se debe medir la fuerza, evitando el envolvimiento. 

 

  • Partes del cuerpo que NO se deben tocar. (Por ningún motivo)!

 

El área de los riñones a menos que sea con un látigo muy pequeño y fuerza mínima.

Las coyunturas en piernas y brazos al igual que la cabeza y el cuello no se tocan.

Hay que tomar en cuenta que es muy distinto latiguear a alguien que está de pie a quien está acostado. Por ellos es importante practicar tanto en una pared como en un mueble o un muñeco acostado.

 

 

  • Latiguear por primera vez.

 

Si tienes más de un látigo, deberás iniciar con el más pequeño y  ligero.

Los golpes deben ser sutiles e ir subiendo de intensidad poco a poco.

Hay que ir alternando las áreas del cuerpo para darle tiempo a cada una para recuperarse.

 

  • Látigo y sangre.

 

Es muy importante la práctica para golpear a tu pareja con precisión, lo que menos quieres es abrirle la piel y que sangre.

Por desgracia los errores existen, si este es el caso:

Si en tu caso tienes una pareja o varias, al momento que por error cortaste la piel y ves un rasgo de sangre; debes parar, limpiar la piel y poner una banda protectora.

Es muy importante que limpies perfectamente tu látigo para evitar cualquier contagio de enfermedad entre tus parejas.

Cómo hacerlo?

Existen 3 opciones:

1. La mayor parte de la sangre y sudor que haya en tu látigo de piel se absorberá rápidamente. Pero si existe un resto de humedad por los fluidos del cuerpo, habrás de secarlo con una toalla y llevando guantes.

Antes de utilizarlo nuevamente deberás colgar tu látigo en un lugar cálido que tenga ventilación por 1 semana.

El virus del SIDA como la hepatitis ya habrán desaparecido para entonces.

2. Otra opción es preparar una solución con 1  parte de cloro por 10 de agua. Humedecer una toalla y limpiar con ella la cola o colas de nuestro látigo. Después de 10 minutos podrá utilizarse sin problema.

3. La opción más segura es utilizar las 2 opciones anteriores conjuntamente. Limpiar la cola de nuestro látigo con la mezcla de cloro y agua y dejarlo colgado a la intemperie por 1 semana antes de volver a usarlo.

Algunos consideran este método excesivo, pero estamos hablando de SIDA y Hepatitis y es mejor prevenir que lamentar. Esta es mi opinión muy personal.

Espero que este artículo ayude a mis lectores y recuerden siempre que la Práctica es Imprescindible Para Perfeccionar.