Mazmorra BDSM
Mientras ellas me miraban, comencé a desabotonar mi camisa indeciso. Apúrate esclavo no tenemos todo el día. No era mi Ama quien hablaba pero no me atreví a voltear mi cabeza hacia donde ellas estaban sentadas. Acomodé mi camisa en el asiento que había frente a mí y continué desabrochando mi pantalón para quitármelo y ponerlo junto a la camisa.
Mirando hacia el suelo me giré para estar de frente a ellas. Mí nombre es Domina Alina y entre tu Ama y yo te tenemos algunas sorpresas. Para comenzar en esta mazmorra BDSM los esclavos no llevan puesta ropa ninguna; quítate absolutamente todo y déjame ver tu falo encerrado en tu jaula de castidad.
Obedecí sus órdenes al momento y quedé completamente expuesto frente a ellas. Intercambiaron miradas y sonrieron. Domina Alina se acercó a mí con un fuete en la mano y con este levantó mi cabeza para que la mirara a la cara. Mi respiración estaba completamente acelerada y sentía que mi corazón se estaba saliendo de mi pecho.
Me tomó del cabello, me obligó a ponerme de rodillas, subió su falda y puso mi cabeza entre sus piernas. No llevaba panties y me dijo que chupara su coño y que lo hiciera bien. Había tenido un día largo y venirse la ayudaría a relajarse. Así lo hice y después de algunos minutos se vino en mi boca y me ordenó que me tragara cada gota de sus jugos.
Puso un collar alrededor de mi cuello, ató una cadena a el y me jaló bruscamente para que gateara de rodillas tras ella. Levántate y que comience la fiesta. Entre Domina Alina y mi Ama me ataron de pies y manos a una tabla. Cubrieron mi boca y mis ojos y ahora solo podía escuchar sus pasos. Me tuvieron ahí esperando por mucho tiempo sin hacerme nada.
Sus copas chocaban y brindaban en voz alta hablando de cosas cotidianas. De pronto hubo silencio absoluto y escuché unos tacones acercándose a donde yo estaba. Sentí el golpe de un fuete en mis partes privadas y al mismo tiempo que emití un gemido, sentí unos labios besando mi boca.
No sabía quién había sido pues mi Ama jamás había besado los labios. Ambas comenzaron a tocar mi cuerpo en forma suave y delicada, sentí pequeños mordiscos en mis pezones, uñas acariciando mis testículos. Todo era demasiado bueno para ser verdad. Las caricias se hicieron cada vez mas fuertes, las mordidas cada vez más intensas y las uñas cada vez se encajaban más profundamente.
Era extraño, mi falo estaba tratando de crecer dentro de mi jaula ajustada. El dolor me estaba excitando, estaba sintiendo placer y comencé a escurrir. Sabía que mí Ama estaría muy molesta por esto y así fue. Ella tomó un fuete y comenzó a golpearme por todas partes por estar ensuciando el piso. Cuando terminemos contigo, vas a limpiar el suelo con tu boca sumiso sucio. Solo asentí con la cabeza.
Sentía mi piel ardiendo por los golpes del fuete, entre ambas me estaban castigando y yo sabía que lo tenía bien merecido.
Desataron mis manos y pies y jalándome con la cadena sin yo poder ver hacia dónde iba, de pronto sentí un empujón y caí de rodillas al piso. Nuevamente me ataron de pies y manos y quedé con mis nalgas completamente expuestas. Sentí sus manos con guantes puestos jugueteando alrededor de mi ano y dándome nalgadas con mucha fuerza.
Cuando terminaron y mis nalgas ya estaban adormecidas por el dolor Domina Alina quito la tela que cubría mis ojos, dejándome ver el pene plástico (strapon) que llevaba sujeto a la cintura. Era grande y de color negro. Sin poder hablar, supliqué a mi Ama con la mirada para que no dejara que me penetrara.
Mi Ama hizo caso omiso de mis súplicas y segundos mas tarde sentí como era penetrado por atrás. Al menos usó lubricante y el dolor se hizo mas llevadero. Sentí como si me estuvieran partiendo por la mitad,. Mi Ama únicamente había usado un strapon conmigo una sola vez y el tamaño era la mitad de este.
El dolor se fue haciendo menos, cuando Domina Alina por fin se detuvo. Pensé que la tortura había terminado y cuando empecé a recobrar el aliento mi Ama se acercó hacia mí con el mismo strapon alrededor de sus caderas y me ordenó que abriera la boca. Lo metió hasta mi garganta como si me estuviera follando. Sentí que me ahogaba y lágrimas comenzaron a escurrir de mis ojos.
Fue entonces que ella se detuvo. Besó mi frente, me desató los pies y manos y me arrastró hacia el lugar en donde los jugos de mi falo habían caído. Ya sabía yo lo que tenía que hacer so limpié el piso con mi lengua mientras ella tenía mi cara contra el piso detenida con su bota.
Limpia bien esclavo para que ya nos podamos ir a casa.