Daniel entró en el departamento de su Ama como de costumbre. Era el día para limpiar su departamento y ella le envió un mensaje de texto con las tareas que debía hacer, y lo que tenía que ponerse. Así que se puso sus bragas moradas favoritas debajo de la ropa.
Para el mundo exterior era solo un hombre más, pero él sabía que era una perra caliente que no podía evitar mojar sus bragas de seda al excitarse..
Mientras Daniel revisaba la lista de tareas se quitó la ropa y se quedó únicamente con sus panties como su Ama le ordenaba siempre: limpiar los baños, pisos, tender la cama, guardar la ropa por colores, etc. Decidió comenzar de inmediato para tener todo listo antes de que su Ama llegara a casa.
Una sonrisa apareció en su rostro cuando pensó que eso la complacería. En poco más de 45 minutos ya había terminado tanto con los baños como con los pisos. Estaba haciendo buen tiempo, y aunque estaba prácticamente desnudo solo con sus bragas moradas, su sudor le escurría por el cuerpo, mientras su pene crecía queriendo estallar en la tela húmeda.
Entró en la habitación de su Ama. Le encantaba estar allí, ya que no siempre le estaba permitido y estaba considerado un honor. Daniel se emocionó aún más cuando instintivamente agarró su excitada polla, pero sabía que no debía frotarla porque no le estaba permitido venirse sin permiso.
Tomó la ropa para ordenarla, inhalando profundamente el encantador aroma de su Ama en cada prenda. Colocando su lencería en el cajón Daniel notó algo nuevo; un cinturón de tiras conectado a un dildo morado, el color favorito de su Ama.
No pudo resistirse a sacarlo; pasó los dedos por el largo y suave dildo hasta su base y luego volvió a la punta. Sintiéndose más audaz, lo llevó la sus labios, y lo metió en su boca.
Daniel se tomó la libertad de acostarse en la cama del Ama, mientras jugaba con el strapon, soñando con que Mistress lo usara con él. Perdiéndose por la emoción, Daniel se bajó las bragas, como una puta que yacía boca abajo en la cama, pasando el dildo por su culo, empujándolo apenas en la grieta de su trasero. Goteando como una perra, no pudo evitar empujar un poco más profundo su trasero.
En ese mismo segundo, se dió cuenta de que su Ama lo estaba mirando desde la puerta. Daniel se subió las bragas e intentó esconder el consolador debajo de la almohada.
Daniel estaba temblando, estaba seguro de que su Ama estaría enojada porque se estaba divirtiendo en lugar de estar haciendo sus tareas. Con una mirada severa, Mistress presionó sus dedos contra sus labios, instándole a que permaneciera en silencio.
En un segundo colocó una venda en los ojos de Daniel y lo empujó a la cama con fuerza. Ella le abofeteó la cara, Daniel comenzó a respirar rápido, sabía que sería castigado por jugar sin permiso y no terminar sus tareas. La señora con una voz fuerte le dijo que levantara el culo, él obedeció de inmediato a cuatro patas y empujando el culo hacia arriba.
Daniel no sabía lo que se avecinaba, de repente sintió un fuerte golpe en el trasero, era del strapon, se sintió más pesado y más sólido cuando lo golpeó de nuevo. Tuvo una sensación de calor cuando su trasero se íba poniendo cada vez más rojo con cada golpe. Su polla cada vez más excitada estaba goteando más y más.
El Ama mojó sus dedos con este fluido, dándole de comer a su puta, quien los chupó profundamente. Mistress reemplazó sus dedos con el strapon, que Daniel ahora estaba chupando, sacudiendo su cabeza mientras trabajaba ciegamente la polla de goma entre sus labios la cual era empujaba cada vez más profundo en su boca.
Minutos más tarde Daniel pudo escuchar a la Señora colocar el arnés en su cintura. Nerviosamente, permaneció lo más quieto posible a cuatro patas, tratando de imaginar lo que le esperaba. De pronto sintió la punta de la polla plástica en su culo, Mistress fue muy amable; lo había lubricado a consciencia pues sabía que estaría penetrando un culo que no había sido penetrado jamás.
Lentamente, ella lo íba pasando arriba y abajo alrededor del culo de su esclavo, burlándose de él antes de empujarlo contra su culo virgen. Daniel tragó saliva al sentirse penetrado. La Maestra lo empujó hacia adentro y hacia afuera lentamente al principio, pero con cada empuje lo iba haciendo más profundamente. De pronto aceleró el paso, gentil pero firme, follando a su esclavo y agarrándole la cabeza por detrás como a una puta mientras golpeaba sus caderas por detrás.
Daniel aguantando sus embestidas en silencio, luchaba por complacer a la Señora. No tenía idea de cómo este día en el que supuestamente solo limpiaría la casa, sería el día en que habría de ser penetrado por su Ama.
En un instante, el strapon salió de su trasero, su Ama se recostó en la cama y le indicó a Daniel que lavara perfectamente el strapon y luego continuara con sus tareas.