Sumiso Gerardo Totalmente Inmovilizado
Sumiso Gerardo despertó acostado en una mesa, sujeto de pies y manos totalmente inmovilizado. Mareado trataba de recordar qué pasó, lo último que recordaba era que en un bar del hotel conoció a una chica, la cual lo invitó a su habitación y después la chica le dio algo de tomar dejándolo inconsciente. Él sujeto trato de gritar pero su boca estaba cerrada con un bozal.
Pudo ver que se encontraba en un cuarto gris con algunos focos. Él hombre trató de soltarse y gritar pidiendo ayuda, pero una fuerte descarga eléctrica que venía directamente de sus testículos lo hizo estremecer. “Por favor permanezca quieto,” dijo una voz femenina de un altoparlante, pero sumiso Gerardo sigue moviéndose tratando de liberarse, por lo que siguieron las descargas eléctricas. Gerardo sintió un fuerte dolor en su área genital y después de un rato trató de no moverse y las descargas pararon. “Requerimos su completa cooperación señor, o si no su castigo será aún más severo del que usted merece.”
La Tortura Continúa
De repente entraron a la habitación un par de damas usando un traje de látex de cuerpo completo haciendo que sus tacones sonaran en el piso. No se les veía el rostro pues usaban una máscara que les cubría el rostro exceptuando sus rojos labios y parecían tener el cabello arreglado en una cola de caballo. Las dos empujaban carritos de metal de los cuales tenían algunos artículos, las dos damas sin decir nada cubrieron los ojos de sumiso Gerardo con una máscara. Una de las damas tomó una cortadora de pelo eléctrica y comenzó a rapar la cabeza del sujeto.
La otra dama colocó cera caliente el los genitales del hombre cautivo y sin ningún cuidado comenzó a arrancar el vello púbico del hombre. En una habitación aparte, una chica llamada Clara entró acompañada de una oficial de policía del pueblo de Santa Lucía. El cuarto tenía un sofá con una pantalla de plasma grande y la esperaba Atenea, “Clara es un gusto conocerte,” dijo la dama al saludar amigablemente a Clara. “Gracias señora Atenea, tengo entendido que encontraron a mi ex prometido.” Atenea invitó a sentarse con ella.
La Familia Estafada
“Por favor Clara aquí todas somos amigas,” dijo la gobernadora a su invitada. Un sumiso desnudo con una charola ofreció una bebida a Clara y Atenea. “Si perdona Atenea es que no puedo creer que lo localizaran tan pronto. La policía no pudo ni siquiera seguirle el paso y ustedes solo tardaron una semana.” Entonces Atenea encendió el televisor y en la pantalla se pudo ver a Gerardo siendo rapado y depilando por las dos damas.
Clara y Gerardo estuvieron comprometidos, pero el sujeto estafó a la familia de Clara desapareciendo con el dinero de la boda dejándolos con una deuda importante. La familia hizo la denuncia pero las autoridades locales hicieron poco para localizar al estafador. Entonces una amiga de Clara le comentó que un grupo de personas podrían localizar a Gerardo y llegar a un acuerdo para pagar los servicios, “Querida con el pago que te pedimos pudimos localizar al estafador, pero revisamos sus cuentas bancarias están en cero.”
El Comienzo De La Subasta
Clara bajó la mirada algo triste, “¿Quiere decir que no podrá pagar lo que a mi familia nos robo? Entonces el secuéstralo no sirvió de nada,” dijo Clara a punto de llorar. Atenea sacó un pañuelo y se lo ofreció a la dama, “No querída tenemos un método para hacer que te pague todo lo que el te debe incluso los intereses,” Atenea le mostró en pantalla el inicio de una subasta el cual Gerardo seria el objeto a subastar. “Veras querida en cuando terminen de quitarle cada cabello del cuerpo iniciaremos una subasta en línea, primero damas conectadas a nuestra exclusiva red podrán pagar para ver qué tipo de tortura le pondremos al sujeto, parte de las ganancias serán para pagarnos y lo demás será para ti.”
Clara dudaba un poco el plan de Atenea, pero vio en pantalla la descripción de Gerardo, un estafador que le roba a las familias de sus novias y ella no era la primera. Vio mensajes de otras damas que ya pedían castigos crueles al tipo, cuando las dos damas terminaron comenzó oficialmente la primera parte de la subasta. La primer oferta fue de 10 golpes en los glúteos con una pala. Comenzó la oferta en $10 pero en menos de un minuto llegó a los $150. Entonces él estafador fue levantado de la mesa quedando suspendido de pie.
Los Golpes Con La Pala
La dama que ganó la subasta entro a dicho cuarto con una pala de madera, “Disfruta del dolor de este cerdo,” dijo la dama a cámara y como se esperaba le dio los 10 golpes en los glúteos con la pala. Claro Gerardo trató de soltarse pero las descargas eléctricas le hicieron recordar que debía permanecer quieto y obediente, “Ves querida, muchas damas quieren darle una lección a tu ex,” dijo Atenea con gusto. Clara miraba la pantalla atónita, no esperaba que la subasta tuviera tan buen resultados. El siguiente evento a subastar fueron diez minutos de latigazos, la cual fue vendida en unos $350.
La dama que pagó era una experta en usar el látigo y golpeó con maestría y elegancia el cuerpo desnudo del estafador dejándolo con marcas visibles, “Espero que no lo maten,” dijo Clara con una sonrisa nerviosa y Atenea simplemente río sobre el cementerio, nunca han matado a nadie. Mientras proseguía la subasta, Atenea solicitó al sumiso que se pusiera de rodillas, “Me excito cuando veo este tipo de eventos, ¿No te importa Clara?” Preguntó la dama a su invitada, “No como usted, digo como quieras,” dijo Clara algo nerviosa. Entonces él sumiso metió su rostro entre las piernas de Atenea la cual levantó su falda y retiró sus pantaletas.
Sexo Oral Para La Dama
Él sumiso comenzó a darle sexo oral a la dama. Atenea envolvió con sus piernas la cabeza de sus sumiso y se acomodó en el sofá para seguir viendo la tortura sobre Gerardo. Esta vez era cera de vela caliente en pezones, pene y testículos. Ese tipo de espectáculos calentaba a la dama, “¿No te gustaría probar querida Clara?” Preguntó la dama a su invitada, Clara se puso roja. La verdad era que nunca había recibido un cunnilingus antes pero el ambiente estaba poniéndose muy candente por los gemidos de Atenea, “Está bien,” dijo Clara algo nerviosa.
Atenea entonces pidió a un sumiso bastante atractivo para Clara, él cual llegó mientras que Clara apenadas se bajaba los pantalones quedándose en pantis. Él sumiso se puso en frente de Clara mirándola de rodillas y esperó que la joven dama le permitiera acercarse. “Querida debes decir que te permita darte un oral,” dijo Atenea a Clara, “Hazlo, pero se cuidadoso,” dijo Clara de manera algo torpe. Él sumiso hizo lo que la dama le pidió con cuidado y delicadeza. Comenzó a lamer y saborear los labios vaginales sobre las pantaletas de Clara.
La chica algo penada apretaba los labios pero tenía una fuerte sensación muy placentera haciéndola gemir. Se dio cuenta que él sumiso no le quitaría las pantaletas así que ella misma se las quitó. “¡Continua!” dijo la dama y él sumiso prosiguió moviendo su lengua sobre la intimidad de Clara aumentando la sensación en la femdom domina novata.
Usado Como Un Cenicero
Mientras las damas disfrutaban del oral, a Gerardo se le comenzó a hacer penetrado por una de las ayudantes, mientras que una dama metía una varilla de metal por dentro de la uretra del estafador. La dama usó un diapasón para hacer vibrar la varilla. Él estafador recibió varias sesiones de tortura como usando pinzas eléctricas en los pezones, dilatar su ano, colarle pesos en su pene y testículos, obligar a oler pies, axilas y traseras de damas, fue usado como cenicero y excusado. Todo terminó cuando llegaron a la marca monetaria de la subasta, la cual pagaría los servicios de las asistentes y el pago para Santa Lucía, además el pago del dinero para la familia de Clara con todo e intereses.
“Sabemos de tus estafas, así que te entregaremos a las autoridades competentes,” dijo el altavoz y entonces un par de mujeres policías arrestaron a Gerardo y lo llevaron a una celda. Las dos damas miraban con gusto la meta de la subasta. Las dos tuvieron múltiples orgasmos por parte de los bien entrenados sumisos, “No entiendo como logran que ellos lo hagan tan bien,” dijo Clara roja y agotada porque nunca había tenido multiorgasmos antes. “Hay muchas formas, por ejemplo negarles el uso de su pene,” dijo Atenea a su invitada.
Ella señaló la jaula de castidad que usaban ambos sumisos, “Tenerlos así por largo tiempo harán lo que tu desees, podrías tomar un curso aquí en el pueblo femdom, tienes mucho potencial,” dijo Atenas mientras acariciaba la cabeza de sus sumiso. Clara necesitaba pensarlo pero ahora lo importante es devolver el dinero a su familia. De regreso a casa, meditó el asunto, “Tal vez debo aprender mas del tema,” pensó la chica al entrar a la casa de sus padres.