dominación femenina

Las Amigas Tienen La Dominación Femenina En Común

Sara y Julieth se conocieron en un gimnasio donde Sara era instructora de Pole Dance y también era nutrióloga certificada del local. No se habían hecho amigas por su relación dentro del gimnasio, sino porque ambas damas practicaban la dominación femenina con sus maridos sumisos. Sara era de piel blanca, ojos cafés, y cabello negro corto. Medía 1.79 m y tenía un cuerpo perfectamente bien definido por su trabajo.

Se había casado con Julio, un hombre de menor edad que ella. Él era de piel blanca y cabello negro muy corto. Ellos llevaban casi cinco años de matrimonio y unos cuatro años donde Julio permanecía totalmente bajo las ordenes de Sara. Tardaron un tiempo en comenzar debido a que Julio siempre tuvo miedo en revelarle a su esposa sus gustos sobre ser sumiso. Cuando le comentó su secreto, ella aceptó debido a que también deseaba dominarlo.

Julieth era de piel blanca, ojos azules, cabello castaño y medía 1.71 m. Su figura era curvilínea y trabajaba como contadora en un despacho jurídico. Ella y su esposo Román de piel bronceada, cabello castaño corto y casi de la misma edad se habían casado hace casi unos dos años y practicaban la dominación femenina. Él era sumiso de ella desde hace unos tres años. Ambos se habían conocido en un chat de dominación femenina, con el tiempo y algunas sesiones, se casaron.

Julieth Y Román Se Mudaron Al Departamento De Sara Y Julio

Las dos damas se llevaron tremendamente bien desde de que conocieron sus gustos. A Julieth le había costado tener amistades con gustos similares y Sara encajaba en muchos de ellos. Salían a solas a menudo dejando a sus sumisos en casa con labores hogareñas mientras ellas salían de compras o a divertirse. Sara consideraba la compañía de Julieth casi liberadora.

Un día el dueño del departamento donde vivían Julieth y Román les pidió que lo desocuparan, por lo que Sara le habría ofrecido que la pareja se instalarán en su departamento. El cual era lo bastante amplio para albergar a ambas parejas. Tenía una sala con comedor, cocina, área de lavado y dos habitaciones con baño completo cada uno. Ambas parejas compartirían los gastos del hogar. Además se habían puesto unas condiciones como que los sumisos siempre permanecerían dentro del hogar completamente desnudos y ellos deberán de hacer todas las labores hogareñas por duplicado para garantizar la total limpieza y orden del departamento, además de siempre estar dispuestos a servir a las dos Dueñas de la Casa

Los Maridos Sumisos Puesto En Castidad Por Su Respectivas Esposas

Ese mismo día al firmar dicho documento, ambos sumisos fueron puestos en castidad por su respectiva esposa. La activad diaria era consistente. Las cuatro parejas salían de casa temprano para ir a trabajar, pero los sumisos debían llegar temprano para cumplir sus obligaciones para poder atender a las Señoras de la Casa. Cuando ellas regresaban de sus respectivos trabajos, ambos sumisos debían esperarlas de rodillas en la entrada del departamento. Al llegar, debían ser atendidas de inmediato por su respectivo esposo. Ayudándole con sus bolsos sirviéndoles de cenar, masajear sus pies o cualquier orden que ella solicite.

Cada dama aplicaba castigos a su respectivo sumiso esposo. En un principio una pareja observaba como la otra Dama castigaba o torturaba a su sumiso. Pero con el tiempo y por iniciativa de Julieth, ambas damas interactuaban con un solo sumiso. A Julieth le encantaba la forma en que Sara usaba una fusta en las nalgas de Julio. Julieth le pidió que le mostrara como lo hacía y Sara aceptó pero usando a John. Ambas damas castigaron al sumiso mientras el otro se encontraba de rodillas y con la cara contra la pared. Cuando terminaron siguió Julio.

Ambas Damas Torturan Y Castigan Su Maridos Sumisos Juntas

Ambas damas lo golpean con la fusta mientras que a John permanecía hincado a un rincón. Con el tiempo ambas damas llegaron a torturar a ambos sumisos. Claro con todo se hacía con previa autorización. En un principio solo había sexo entre esposos, claro si las damas lo permitían, pero una noche tanto Sara como Julieth decidieron probar sexo entre ellas. Habían salido a bailar una noche y se pasaron de copas, terminaron juntas en un hotel teniendo sexo entre ellas. Ambas lo disfrutaron enormemente y decidieron incluirlo a su vida cotidiana.

Cuando ellas tenían relaciones, ambos sumisos debía estar presentes hincados con una cadena sujeta a su jaula de pene y está conectada a un eslabón fijo en una de las patas de la cama. Siempre con la mirada al piso y las manos en la espalda. Otras veces las damas metían a ambos sumisos dentro de algún armario y los dejaban encerados ahí toda la noche, con el tiempo las dos damas ya se consideraban pareja.

Una Nuevo Actividad Presentado A Los Sumisos

Un viernes por la noche era el día en que ambos sumisos se les permitirían quitarse la jaula de castidad. Pasó un mes sin que ambos hombres estuvieron encerrados. No cometieron ninguna falta y cumplieron cada orden de las damas sin objeciones ni quejas. Sara tuvo una idea la cual a Julieth le encantó. Ambas damas mandaron llamar a sus sumisos a una habitación. Las damas usaban una vestimenta similar. Julieth usaba un top negro y unos pantalones de cuero a la cadera negros y botines negros de tacón mientras que Sara usaba un corsé rojo y una minifalda negra con botas de tacón negras hasta la rodilla.

Ambos sumisos tocaron la puerta de dicha habitación y esperaron, “Adelante,“ dijo una de las damas. Ambos sumisos entraron a la habitación algo ansiosos, se inclinaron con la cabeza al piso frente a su respectiva esposa. Julieth estaba sentada en las piernas de Sara. Ella tomaba de la cintura a su novia, “Bien caballeros, sabemos que están esta noche emocionados,”dijo Julieth mientras se inclinaba contra el pecho de su amante, “Y si hoy dejaremos que tengan varias erecciones y eyaculen por esta noche.” Los sumisos se emocionaron por las palabras dichas por la dama, “Pero tenemos una nueva actividad para los cuatro,” dijo Julieth mientras que Sara le besaba el cuello.

Los dos sumiso se miraron algo preocupados, haciendo reír a ambas damas, “Dado de July y yo somos novias oficiales,” dijo Sara con una sonrisa malvada, “Ustedes dos van a ser novios y amantes a partir de esta noche.” Ambos sumisos se asustaron. Los sumisos ya habían probado el sexo anal aplicado por su respectiva dama pero no esperaban llegar a tal extremo. “Pueden no aceptar pero eso solo provocaría aumentar su labores domésticas,” dijo Julieth al ponerse de pie mostrando la llave de su marido, además de aumentar el tiempo de su encierro, “dijo Sara al pasar la llave de su marido por entre sus labios de manera provocativa.

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Explorando La Bisexualidad Entre Las Dos Parejas

Para este momento ambos sumisos ya estaban desesperados por ser liberados. A ambos les excitaba ver a sus esposas juntas y ser torturados por ambas le llegó a gustar. Además había una clausula en el contrato donde decía que estas actividades se harían en privado y era una regla que todos cumplían sin excepción. Inclusive ambas damas limitaban su contacto en la calle, “Julio miró a un preocupado John. “Lo haré solo si tú quieres hacerlo.” “Si tú lo estas, yo lo hare “dijo John. Ambos sumisos se inclinaron ante cada dama, “Si señoritas lo haremos, “dijeron los sumisos. Las dueñas se encontraban extasiadas.

Ambas damas permitieron a cada sumiso subir a la cama y cada sumiso se acostó a lado de su nuevo novio, mientras que cada dama se acostaba a un lado de su marido para poder ver la acción entre hombres. “Que esperan, dense un beso, “dijo Sara algo emocionada. Fue entonces cuando Julio tomó del rostro a John para acercarlo y se dieron un beso algo torpe. “Vamos chicos pueden hacer algo fuerte, ¡queremos ver u buen beso francés!,” dijo Julieth al tomar la nuca de su marido y ayudarlo a aumentar la intensidad del beso y ambos hombres se besaron intensamente abriendo la boca y metiendo la lengua.

Los Sumisos Tomaron La Postura 69

Pasó un tiempo mientras los maridos sumisos se besaron y acariciaron mientras las damas dominantes miraban extasiadas la escena. Mientras los chicos se comenzaron a besar los cuellos, ambas damas quitaron las jaulas de los penes de los sumisos obteniendo una inmediata erección. Julieth tomó la mano de su marido y la colocó en el pene de Julio, “Vamos cariño, frota la verga de tu novio,” dijo la dama mientras ayudaba a masturbar el pene de su amante. Sara hizo lo mismo con Julio. Ayudó a su marido para que masturbara el pene de John, “Y más les vale que duren un buen rato pareciendo de pervertidos,” dijo Sara en tono de burla. Después de un rato, las dos damas decidieron que fue bastante de toqueteos. Ambos maridos fueron amarrados con una cuerda de nailon a sus espaldas.

Entonces las damas ayudaron a los sumisos a acostarse tomando la postura de 69. La intención es que ambos maridos se dieran sexo oral mutuamente. Los dos algo extrañados no pudieron hacerlo en un principio pero con ayuda de las damas pudieron meter el pene de su compañero en sus bocas y comenzaron la felación. Fue entonces que Sara y Julieth se colocaron unos guantes de látex y lubricaron sus dedos. Cada dama metió un dedo dentro del ano de su esposo con la intención de dilatarlo. De repente John comenzó a indicar que quería correrse. Entonces Sara no permitió que Julio sacara el pene de su boca e hizo que se tragara todo el semen de John. Julieth sin embargo hizo que la cara de su marido se llenara de semen cuando Julio se corrió.

La Mujeres Dominantes Penetran Sus Maridos Con Arneses

Sara sacó un condón y se lo dio a Julieth, “Ahora sabemos quién va a ser el pasivo querida,”dijo Sara con malicia. Ambas damas rieron y colocaron en sus caderas arneses y cada una tenía un dildo color carne de buen tamaño. A John boca abajo sobre unas almohadas debajo de su cadera para que pudiera elevar su culo y por ultimo Julieth masturbó el pene de Julio para que volviera a estar bien erecto.

Le puso el condón y le ayudó a que penetrara el culo de John. Se movían ambos sumisos con ritmo pero Sara obligó a su marido a chupar el dildo que ella tenía puesto y Julieth penetró analmente a su marido mientras el penetraba el culo de su compañero. Los gemidos de los cuatro se escuchaban por toda la habitación y antes de que Julio se corriera, Julieth empujó a su marido para que sacara su pene. Le quitó el condón y eyaculó sobre la espalda se John, “Que sucio eres ¿Ahora limpia tu reguero,”regaño Julieth a su marido el cual lamió todo el semen de la espalda de John.

Después De Mucho Tiempo Estar En Castidad, Los Maridos Vinieron

Fue entonces que cambiaron de postura. Esta vez John seria penetrado por Sara. Ella estando sentada ayudó a John a meterse el dildo de ella en su ano mientras le ponían un condón en su pene. Julieth coloca a su marido en cuatro y fue penetrado por su nuevo amante mientras que Julio chupó el enorme dildo de su esposa. Esta vez fue mucho más intenso y Sara quiso que su marido se corriera dentro del ano de Julio. Julieth acostada en el piso frotó con sus botas el pene de su marido. Los sumisos gritaron de placer al llegar al orgasmo y ambos sumisos limpiaron el piso del semen que sacó Julio.

Al terminar, ambas Amas volvieron a enjaular los penes de los sumisos, “Creo que podrán durar un mes y medio más,” dijo Julieth con alegría, “Si señoritas como ordenen.” Los sumiso dijeron eso de rodillas. Entonces Sara sacó un par de vendas de cuero para los ojos y unas mordazas de pelota mostrándoselas a Julieth y ella asintiendo con la cabeza. Las dos damas segaron y amordazaron a cada marido. Los esposaron cada uno a un lado de la cama, “Ahora nos toca disfrutar a nosotras y ustedes dormirán en el piso toda la noche. ¡Disfruten nuestros gemidos!” dijo Sara al subir a la cama con Julieth.

A Partir De Ese Día, Los Maridos Eran Una Pareja

Segados los dos sumisos solo pudieron escuchar los gemidos de sus esposas y trataban de controlarse debido a que les excitaba saber que sus esposas estaban juntas teniendo sexo duro entre ellas. Amanecieron las damas juntas abrazadas y totalmente desnudas y como era de esperarse sus sumisos todavía estaban tirados en el piso esperando a que los liberaran para empezar el día.
Desde ese día en adelanta ambos maridos se besaban en sus labios antes de despedirse y antes de salir a trabajar, como buena pareja. También Sara y Julieth comenzaron a mostrar muestras de cariño entre ellas fuera de casa. La experiencia de esa noche las había animado a ser más abiertas con su relación.

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