BDSM sumiso

BDSM sumiso

Soy un hombre de 53 años de edad, Director de una empresa multi-nacional y Padre de 3 maravillosos hijos que ya no viven conmigo. Dinero, Poder y Mujeres pero lo que casi no existía en mi vida era tiempo, lo cual por supuesto fue la causa de mi Divorcio. El tiempo que tenía libre lo utilizaba saliendo con mujeres de poco carácter a quienes podía manejar a mi antojo y aunque no me sentía completamente feliz, me ayudaba a pasar el rato. Así pasaron varios años; en ese tiempo tuve 3 BDSM mujeres sumisas con las que no hubo compromiso alguno, que hacían exactamente lo que yo decía, siempre dispuestas a complacerme y yo vivía jactándome de ello. Si tenía un mal día en el trabajo o mis preocupaciones me atormentaban siempre me desquitaba con ellas porque ellas me lo permitían… hasta que un día!!
Saliendo de un restaurante en el que acababa de cenar con unos amigos y al abrir la puerta sin querer le pegué a una mujer que venía entrando. Me disculpé, ella me miró a los ojos y sin decir palabra comenzó a caminar hacia el bar. Me quedé observándola mientras caminaba, una silueta perfecta, vestida con un traje muy ceñido al cuerpo, tacones muy altos y el cabello perfectamente recogido.
Que Mujer tan ruda y mal educada, le pedí una disculpa y no se tomó la molestia de tan siquiera responderme. Pero que hermosa, elegante e imponente; cualidades que jamás había encontrado juntas en ninguna de mis conquistas. Me despedí de mis amigos y regresé al bar en donde ella se encontraba, pero me quedé en una silla del otro lado para que me quedara de frente y pudiera verla. Me aseguré de que ella no se diera cuenta para así poder admirarla desde lejos.
Estaba sola hasta que unos minutos mas tarde un hombre de mediana edad entró a toda prisa por la puerta y se arrodilló frente a ella mirando al suelo y pidiéndole disculpas. Un hombre muy bien vestido, atractivo y llevaba en el cuello un collar vistoso cerrado con un candado plateado. Todos los que allí estábamos nos quedamos mirándoles, pero a ninguno de los dos parecía importarle. Aquello era todo  un espectáculo, aquella Mujer ni siquiera volteó a verlo y siguió tomando su copa de vino ignorándole por completo. Aquella escena duró aproximadamente 25 minutos, de pronto ella sin mirarlo le dijo; levántate ya y ordena otro vaso de vino para mí, el que siempre pido en este lugar. Pide para tí una copa de Merlot de la casa.
El hombre se puso de pie de un salto, se dirigió al mesero y siguió al pie de la letra las órdenes de aquella Mujer, quedándose de pie a su lado…………..